El enojo es una emoción totalmente normal en los seres humanos, que tiene origen fuera y dentro de nosotros mismos. Es común que nos enojemos cuando nuestras expectativas no son cumplidas, cuando nos enfrentamos ante injusticias, cuando sentimos frustración, o simplemente ante las actitudes de las personas o por algún suceso fuera de nuestro control.

Usualmente, el enojo varía en intensidad, desde una ligera irritación o incomodidad, hasta una furia e ira intensa. Cuando nos enojamos, hay cambios en nuestros pensamientos, conductas, sentimientos y también en nuestro cuerpo.

El enojo hace que nuestra frecuencia cardiaca y presión arterial, se eleven, la secreción hormonal se eleva, nuestro nivel de energía cambia (se llega a percibir), y todos nuestros órganos internos modifican también su funcionamiento.

¿Enojarme está bien?

Si, enojarse está bien, como hemos descrito, es una emoción normal.

Lo que no está bien o correcto es lastimar a otras personas o seres vivientes, sólo porque estamos enojados. No podemos atacar ni física ni verbalmente a cada persona u objeto que nos llegue a molestar, ni siquiera a nosotros mismos.

Esto no quiere decir que debas reprimir el enojo ni tampoco se trata de explotar ante él.

Para llegar a un punto adecuado de respuesta cuando estamos enojados, es hacerse consciente de que estamos enojados, medir su intensidad y accionar de manera adecuada y asertiva.

Debemos aprender a expresar nuestras emociones y desacuerdos (internos) cuando estamos enojados, esto con verdadera firmeza y convicción, PERO sin agresividad o pasividad.

Enfrentando el enojo

Es muy común que usemos el enojo como protección, como defensa y como un medio para conseguir algo, o por simple hábito.

Si eres de esas personas que ya no quiere tener presente el enojo en su vida, te invito a seguir leyendo.

Porque para enfrentarse al enojo, lo primero que debes hacer, es reconocer que te enojas y que esto te incomoda. Por lo tanto, ante una situación donde te enojas o que te enoja:

  1. Reconocer que estás enojado o enojada. Tu respiración cambió al igual que tu ritmo cardiaco
  2. Entiende qué fue lo que te enojó. Debe existir un motivo o detonante, identifícalo
  3. Identifica si tiene o no solución. Hay situaciones que puedes solucionar otras no tanto, si identificas esta parte, podrás comenzar a calmarte.
  4. Aplica las soluciones. Toma la decisión adecuada, hablar o actuar. Aplicar la solución a la situación en caso que la tenga o no, pero sobre todo, normaliza tu respiración y ritmo cardiaco.

¿Difícil? Al inicio si lo es, pero con la práctica podrás identificar rápidamente cuando estás molesto, y rápidamente tendrás la reacción adecuada para tu beneficio.

Cuando te enojes, acepta y reconoce que lo estás, acéptalo en tu corazón para que avances. Al reconocer nuestro propio enojo, dejamos que naturalmente vaya disminuyendo, porque ya te hiciste consciente de eso.

Si acumulas muchos enojos vuelves tu mente incómoda, una mente que acepta poco y pide mucho, una mente que te lleva a otros niveles innecesarios de sufrimiento. Porque cuando nos enojamos, nos volvemos incómodos y los demás lo perciben, eventualmente los demás (familia, pareja, hijos, amigos, etc) se alejan de uno.

Ejemplificando

Veamos un ejemplo de cómo aplicar la propuesta:

  1. Reconoce tu emoción
  2. Entiende tu emoción
  3. Identifica las soluciones
  4. Aplica las soluciones

Asumamos, que vas manejando, llegas a un punto del camino donde hay un embotellamiento, frenas y decides esperar que avance y se disperse esa larga fila de autos. Entonces, de repente aparece un carro Rojo que comienza a metérsele de manera agresiva (aparentemente) a todos los carros, muchos le tocan el claxon, otros hacen aspavientos, entonces cuando llega tu turno, TÚ YA ESTÁS ENOJADO, ¿decides pelear contra ese carro, negarle el paso, e incluso perseguirlo? ¿Qué otras opciones se te vinieron a tu mente?

Paremos el ejemplo, en el punto de «estás enojado», y evitemos las acciones posteriores, negarle el paso o perseguirlo. Porque finalmente, sin importar lo que hagas o dejes de hacer, el conductor del auto Rojo, no cambiará su decisión de brincarse a todos. Aquí el análisis importante, es tu reacción.

Cuando te diste cuenta de las acciones del conductor del auto rojo, te enojaste:

1. Reconoce que te enojaste

Te molestaste por la actitud del conductor del auto rojo, es más, ni siquiera sabes quién maneja, ni qué profesión tiene, ni por qué de su actitud, pero tú ya estás enojado(a), ¿Cómo saberlo?

Revisa cómo se encuentra tu respiración y ritmo cardiaco, ¿Cómo están? ¿Rápido o normal?. ¿Cómo está tu mente? ¿Llena de improperios o neutra?

2. Entiende tu enojo, ¿Cuáles son los motivos de tu enojo?

¿Cuáles son los pensamientos que cruzan por tu mente ante la situación?¿Crees que es injusto?¿o crees que el conductor es gandalla y tú no toleras a los gandallas? ¿llevas mucho tiempo en la fila y crees que todos deben respetar ese tiempo tuyo aunque lo desconozcan? ¿tú también tienes quieres salir de la fila pero no eres capaz de aplicar la solución como el conductor del carro rojo?

Ahora más profundo tu análisis, ¿Cuántas veces o en qué situaciones has aplicado la solución que implementó el conductor del carro rojo? ¿en qué áreas de tu vida eres gandalla o injusto?

Mientras tanto, para que las ideas lleguen a tu mente más rápidamente: Calma tu respiración y ritmo cardiaco, inhala fuerte, cuenta mentalmente hasta 5 y exhala por la boca. Repite esto 5 veces.  Tu oxigenación mejorará y podrás continuar con el siguiente paso.

3. Identifica lo que sí puedes hacer y lo que no,

Date cuenta que el conductor del carro rojo quizás hizo enojar a muchos, ¿es necesario que tú también lo estés?

Si te enojas también ¿evitarás que el conductor del carro rojo cambie de actitud? ¿Qué pasa si decides impedirle el paso? ¿lograrás frenar que más adelante lo vuelva a intentar? ¿y si lo persigues, qué harás cuando lo alcances,  no se suponía que tú también tenías prisa?

Puede que el conductor del carro rojo, más adelante provoque un accidente, es probable, pero lo desafortunado de esto, es que ese conductor ocasionará sufrimiento en quien menos lo espera y necesita, entonces ¿será bueno o no será bueno, pedirles a los cielos que ese conductor no ocasione daños y/o muerte por su imprudencia y desconsideración? o bien, ¿pedir que se de cuenta que su actitud no es la correcta y que daña a muchos sin darse cuenta?

¿Cuáles son las soluciones adecuadas para aplicar en ese momento?

4. Aplica la solución.

Reconoce que, no está en tus manos en ese momento, hacer cambiar la forma de actuar del conductor del carro rojo, ni de ningún otro conductor, excepto tu conducta y forma de pensar.

Sí, es injusto para todos los que están en ese embotellamiento, que alguien llegue a entorpecer y emporar más la situación, pero definitivo, reaccionar de forma violenta no es la solución, ni mucho menos enojarse.

Si en tu reflexión te diste cuenta que tú en algún momento fuiste desconsiderado o imprudente, evita volver a serlo, porque no se siente lindo que lo sean contigo.

Reconoce que, enojarte en un embotellamiento por las acciones de los otros conductores, no te sacará rápidamente del embotellamiento, pero si hará del momento más desagradable que hasta el momento lo había sido.

Luego entonces, ¿Qué si puedes aplicar?  Lo más viable, por la imposibilidad de moverte o pedirle en persona al conductor del carro rojo que pare su mala actitud, sería realizar una plegaría por esa persona, para que no provoque un accidente y que tome conciencia del daño de acciones, para que así, en algún momento de su vida, cambie de actitud.

Y si te es posible, ponte a cantar y deja pasar el mal momento, que ya con el embotellamiento tienes más que suficiente.

Autor: Ragnarée Sbondi

 

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